Empezar no es solo limpiar la casa
Montar una casa rural no es solo poner sábanas nuevas y preparar el desayuno. Si no tienes los papeles en regla, puedes meterte en un lío. Y no hablamos solo de una multa. Hablamos de que te cierren el negocio. Por eso, antes de poner en marcha el proyecto, necesitas saber qué permisos hacen falta. Este artículo te lo cuenta sin rodeos.
El entorno rural también tiene normas
Muchos piensan que por estar lejos de la ciudad, no hay control. Error. Las casas rurales tienen que seguir una normativa clara: desde accesos hasta seguridad contra incendios. Y como cada comunidad autónoma tiene su propio reglamento, toca revisar el BOE de tu zona y hablar con tu ayuntamiento. La clave está en tener una actividad registrada como alojamiento turístico. Y para eso, hay que pasar por el papeleo.
Lo primero: la licencia de apertura
Esta licencia apertura es la que dice: “vale, puedes abrir tu negocio”. No se refiere a que puedes levantar la persiana sin más. Lo que hace es certificar que tu casa rural cumple con las condiciones mínimas exigidas por la ley para recibir clientes. Se solicita en el ayuntamiento del municipio donde está el alojamiento. Tendrás que presentar planos, memoria técnica, y en algunos casos, un proyecto redactado por técnico competente. No te la saltes: si no la tienes, te arriesgas a que te paren la actividad en seco.
El paso clave: la licencia de actividad
Este permiso va más allá del simple «abrir». Aquí es donde el ayuntamiento analiza si lo que vas a hacer (ofrecer alojamiento) se puede realizar en ese sitio exacto. No todas las zonas permiten actividades turísticas. La licencia de actividad evalúa el impacto en el entorno, el ruido, la salubridad, el uso del suelo y más. Es como el “sí” oficial para que puedas ejercer como casa rural. Y si haces reformas, probablemente te pidan también una licencia urbanística adicional.
Cuidado con confundirlo con la licencia apertura
Aunque parezcan lo mismo, no lo son. La licencia de apertura es el permiso que confirma que ya has terminado todo lo necesario y que estás listo para abrir al público. Se concede después de revisar que el local cumple con lo aprobado en la licencia de actividad. Es como la última luz verde antes de empezar a recibir reservas. Ojo, que sin esta licencia, aunque tengas las otras, no puedes abrir ni de broma.
Vivienda rural ≠ uso turístico
Otra confusión muy típica: pensar que tener una casa en el campo basta. Pero una vivienda no es lo mismo que un alojamiento turístico. Si vas a alquilar por días, necesitas adaptar esa casa al uso turístico. Eso incluye temas como accesos, seguridad, señalización, extintores, ventilación, instalación eléctrica, etc. Y para eso, toca pasar por los técnicos y cumplir con las ordenanzas urbanísticas del municipio.
¿Y si alquilo por Airbnb o Booking?
Aunque uses plataformas como Airbnb, Booking o similares, necesitas la misma documentación que si montaras un hotel. La administración no hace distinción: si alquilas por periodos cortos y con fines turísticos, necesitas licencias igual. De hecho, muchas comunidades ya están empezando a cruzar datos y poner sanciones. Si vas en serio, lo mejor es hacerlo legal desde el minuto uno. Evitas sustos y puedes presumir de alojamiento legal.
Inscripción en el registro turístico
Una vez que tienes las licencias municipales, toca registrarte como alojamiento turístico en el registro de tu comunidad autónoma. Aquí es donde te asignan un número oficial, que tendrás que incluir en todos tus anuncios y webs. Además, muchas comunidades exigen que informes de la ocupación de forma periódica o que tengas libro de visitas. No te saltes este paso: sin registro, no puedes anunciarte legalmente.
No te olvides de Hacienda y Seguridad Social
Sí, hay más burocracia. Si vas a gestionar tú mismo la casa rural, deberás darte de alta como autónomo, declarar el IVA y tributar como cualquier otro negocio. Si lo haces a través de una sociedad, tendrás que presentar cuentas, declarar beneficios, etc. Y si contratas a alguien (para limpieza, recepción, etc.), también te toca cumplir con la normativa laboral. Lo dicho: montar una casa rural es un negocio serio.
¿Y si heredo una casa rural y quiero alquilar?
Si heredas una casa y quieres transformarla en alojamiento turístico, debes saber que los trámites no desaparecen. Aunque el inmueble ya exista, cambiar su uso requiere trámites igual que si empezaras de cero. En muchos casos, incluso puede requerirse una reforma o adaptación para cumplir la normativa vigente. Antes de anunciar nada, acércate al ayuntamiento y pide un informe urbanístico. Es lo más sensato.
Hazlo con cabeza o acabarás cerrando
Montar una casa rural puede ser una buena idea, pero no es para improvisar. Necesitas licencias, cumplir normativas, invertir algo de dinero y tener paciencia con los trámites. ¿Merece la pena? Sí, pero solo si lo haces bien. Y recuerda: no estás solo. Hay técnicos, arquitectos y gestores que pueden ayudarte. Pero si decides ir por tu cuenta, investiga, consulta y no te saltes pasos. Porque la ley, aunque parezca pesada, está para protegerte también.